Balduino de Ford, tratados espirituales

 

Ante todo la voluntad de Dios

 

«Por lo tanto, la voluntad de Dios es no sólo la voluntad de Dios que manda, sino también la voluntad de Dios en aquel a quien manda y en aquello que que manda hacer. En la primera se encuentra la autoridad; en la sengunda,el servicio; en la tercera, la prueba del amor.....

La voluntad de Dios, en Dios, es principio y fin de la obediencia. El que obedece en la caridad, en cierto modo suspira por un fin, suspira por aquel que desde el comienzo lo inspira, le da su gracia. Bajo esta inspiración, suspira por el trabajo que el mandamiento le hace realizar, hasta el día en que respirará sin fin» .

 

(Balduino de  Ford, Tratados Espirituales, 3,ed. R. Thomas, Azul 1989, p. 49-50).


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