Baldvino de Ford, Tratados espirituales

 

Caridad comunión de amor

 

«Sin embargo porque hemos de amar a Dios no de palabra ni de lengua,  como lo amaron aquellos de los que está escrito : lo amaron con su boca y su lengua le mentía(sal 77,40);porque, digo , hemos de amar a Dios de tal modo que se manifieste este amor en obra y en verdad. Dios, que no está necesitado de beneficios, nos delegó por  así decir a nuestros hermanos y prójimos, que están necesitados, para que reciban de nosotros en vez de él  los beneficios que le debemos. Que nadie pues se engría por amar a Dios, que nadie se engañe juzgando que ama a Dios – ­a quién no ama – si no ama al prójimo. Si todo hombre busca dónde hallar una prueba que le de muestre si ama al prójimo como ama a Dios: si no ama al prójimo a quién ve, a quién tiene presente como enviado de Dios ante sí, a quién debe pagar la deuda de la caridad, ¿cómo puede amar a Dios a quién no ve, que no se le muestra visiblemente y que no necesita nada?    ¿Por qué puede haber en Dios otro modo de prestar beneficios, si no es dando a aquel en el cual Dios está necesitado, Dios que en sí no necesita nada?  Pues Dios en sus miembros vive y recibe, es amado y despreciado. Por consiguiente, en el amor al prójimo tanto por el nexo del amor como por el vínculo de la paz, la caridad de Dios y la unidad del Espíritu son retenidos por nosotros y conservados en nosotros. El que no ama a su hermano, se aleja de la unidad del Espíritu; ni ama a Dios ni vive en el Espíritu de Dios sino en su propio espíritu porque vive para sí y no para a Dios».

 

              (Balduino de ford, Tratados  Espirituales, 15 , ed.  Tomas, R . ocso,  Padres Cisterciense Nº 14,  Azul 1989, p. 288).


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