Balduino de Ford, Tratados espirituales

 

Sobre la obediencia del Hijo al Padre

 

«Para retrotraer esta exposición a su comienzo, la voz de Cristo que profesa la obediencia, y viene a someter a Dios Padre su docilidad, es está: Dispuesto está mi corazón, Oh Dios, dispuesto está mi corazón. Se puede indicar en esta repetición una doble obediencia: una, la de su alma sometida a Dios ; otra, la de su carne humillada hasta la ignominia de la Cruz. Pero la  voz de Dios, que exulta en la gloria de la resurrección es esta que sigue: cantare y salmodiare en mi gloria;¡ levántate arpa y citará! Cristo tuvo doble gloria y doble alegría; alegría de la gloria del alma – que es la arpa en la cual toca-, y alegría de la gloria de la carne- que es la citara con la cual canta- aclamando a Dios con el arpa de diez cuerdas, también con su cando acompañado con la cítara».

 

          (Balduino de Ford, Tratados Espirituales, 4, ed. R. Tomás, Azul  1989, p.72).


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